Llegó el cuarto disco en solitario de Juanes. La vida... es un ratico, grabado luego del huracán generado por la canción La camisa negra en Europa, hit que sonó fuerte durante el Mundial de fútbol 2006 en Alemania. Rock, guitarras rasgadas, punteos sentimentales y una voz que no le habíamos escuchado antes reducen la trama del último trabajo del artista colombiano, nacido el 9 de agosto de 1972 como Juan Esteban Aristizábal, a un diseño de power trío, lírico y profundo, el mejor Juanes que habíamos escuchado jamás.
Canciones como No creo en el jamás, Clase de amor, Gotas de agua dulce o Las minas piedras (cantada a dúo con Andrés Calamaro, grabada en los porteños estudios ION) muestran a un cantautor preciso, convencido de sus poderes tanto como instrumentista (a cargo de una guitarra, como bien dice el propio Juanes, "sencilla pero cumplidora") y sobre todo como vocalista, ejemplo de una garganta que sabe comunicar sentimientos y transformar al mismo tiempo el ADN sensible del escucha.
El single de La vida... es un ratico es la canción Me enamora, que habla -según el boletín de prensa proporcionado por la disquera Universal- "de un amor que se descubre día a día y que es tan instantáneo como eterno". El nuevo álbum de Juanes tiene también vallenato, cumbia, flamenco y hasta aires tangueros, fue producido por Gustavo Santaolalla y Aníbal Kerpel y también contó con la participación de Campino, cantante de la banda punk alemana Die Toten Hosen. Las guitarras, las voces y los teclados fueron grabados por Juanes en su estudio de Medellín. El colombiano de los ojos verdes escribió la letra y música de todas las canciones.
Entrevista
¿Cómo empezó el contacto con el argentino Andrés Calamaro, que participa en su último disco?
Juanes: La relación comienza por la canción, básicamente. Compuse Las minas piedras a partir de una visita que hice a uno de los municipios de Antioquia que ha sido muy afectado por las minas. Desde que la canción empezó, con la idea del piano y la voz, siempre pensé en Calamaro, que fuera él porque, digamos que intencionalmente, buscaba una forma de visualizar este problema y aprovechar la magia y credibilidad de Andrés para poderlo hacer. Yo no lo conocía personalmente, pero sí sabía de su música desde Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez hasta sus discos como solista. Cuando estábamos grabando en Los Angeles, le pregunté a Gus (Gustavo Santaolalla): "¿tú qué onda con Calamaro, tienes buena nota o qué?". Y el dijo: "claro, nos conocemos desde jóvenes". Le conté entonces lo que quería hacer con Andrés y justo en ese momento Gustavo viajaba a la Argentina...
A ver sus viñedos...
Juanes: Claro, a ver esos viñedos del Don Juan, y se vio con él en un hotel y le mostró la canción que llevaba en su reproductor de MP3. Yo sabía que Andrés era muy complicado, pero Gustavo me mandó un mail y me dijo que Andrés escuchó la canción y que le gustó. Te imaginarás la felicidad tan tremenda que me produjo... Desde ahí nos comenzamos a escribir por mail, para saber cómo iba y qué había pasado. Después nos encontramos en Buenos Aires, hace ya casi dos meses; estuvimos en un estudio que es precioso, no recuerdo el nombre ahora.
Los estudios ION, de 1960.
Juanes: Sí, un clásico total. Ahí lo conocí en persona y realmente sentí una vibra y una buena onda de él que le agradezco sinceramente. Cuando estaba en la consola con Andrés a mi lado, casi paro a la mitad de la canción porque no podía creer que estuviera cantando mi canción, con esa voz tan particular, con ese carácter de voz, algo mágico, y sobre todo con esa canción que tenía un sentido tan fuerte para mí.
Lo de la pareja con Gustavo Santaolalla le sigue funcionando perfectamente.
Juanes: La verdad que sí, y también con Aníbal (Kerpel), su socio. Diría que incluso en este año, cuando él se ganó otro Oscar, pensé que iba a ser muy difícil encontrarnos porque ya se estaba ubicando en otro plano, pero por el contrario Gustavo se portó más amigo que nunca, más especial. A los tres días nos sentamos a escuchar en Los Angeles los primeros demos, unos treinta, de las canciones a escoger. Me dijo: "Juanes, vamos a caminar un rato", y yo me quedé inquieto. Me preguntó entonces qué disco quería hacer y le contesté que uno de rock, porque me gusta mucho el género, y que pretendía hacerlo como yo lo veo, desde la música popular y el rock, digamos. Me dijo que teníamos que sentarnos y elegir las canciones de otra forma. Volvimos al estudio y escuchamos las canciones para sacar lo que no funcionaba, porque había de todo, la verdad. Ya tenemos un método de trabajo muy establecido entre Aníbal, Gustavo y yo. Nos conocemos, tenemos una amistad muy chévere y de respeto, fue súper agradable hacer este disco.
El rock es un lenguaje popular y no necesariamente está reñido con el pop.
Juanes: Sí, yo pienso eso. Hemos crecido con otra información de nuestros padres y de nuestros ancestros, pero hemos reinterpretado lo popular, y cada vez es más claro en las bandas como Café Tacuba, Los Fabulosos Cadillacs, en artistas como Andrés Calamaro...
Este nuevo disco tiene un sonido absolutamente distinto al del anterior, un sonido muy abierto, una instrumentación muy poderosa y una voz en pleno.
Juanes: Quería un disco en que el yo tuviera más comunión con la guitarra, con los elementos básicos del rock. En este disco podemos intimar directo y más fuerte porque hay menos elementos: hay un bajo, dos guitarras, una batería, una percusión y nada más, no hay otra cosa. Hay menos elementos que en discos anteriores: no hay programaciones, no hay loops ni nada.
Es un disco que podría funcionar con un power trío en un escenario y punto.
Juanes: Exactamente. Todas las canciones funcionan así y yo me lo planteé en esa forma. Y también el canto. Hay canciones en que la tonalidad de la afinación está más alta, entonces eso hace que la voz esté más intensa. Hay más compromiso con la voz porque he estudiado, he tratado de mejorar y cantar mejor.
Hay ciertos cambios, como falsetes y desgarritos de la voz que no le había escuchado antes.
Juanes: No todas la canciones tenían esos falsetes, pero en algunos demos estaban planteados, y cuando los escuchó Gustavo dijo: "¿Qué es esto? ¿Por qué nunca lo habíamos usado?"
Es, sin duda, un disco más lírico.
Juanes: Creo que sí. Es muy raro, porque uno suele decir que el que acaba de grabar es el mejor disco que hizo. Pero en verdad hoy lo siento así, y con Gustavo lo he platicado mucho, porque creo que este disco es mucho más concreto que otros, que lleva la música a otro lugar, pero sin perder la esencia. Hay canciones bailables, pero se trata de una forma de bailar el dolor.
Pero sí crean esa como ilusión sonora de que llegó, las tocaron y ya está...
Juanes: Sí, eso es algo que me gustó mucho de este álbum y que no tienen los otros. Suena como si estuvieran los cuatro tipos metidos en una sala y realmente no hay cuatro tipos, porque yo toqué todas las guitarras, por ejemplo; fuimos a Los Angeles a hacer las baterías.
¿Usted tocó la batería?
Juanes: No, lo hizo Víctor Indrizzo, un baterista que ha grabado con Café Tacuba, con Beck, un gringo que toca durísimo; el bajo lo tocó Fernando Tobón, un músico amigo mío de toda la vida, que toca en Medellín, y las guitarras las hice yo; los arreglos de cuerdas fueron hechos con David Campbell, con quien hemos trabajado todos los discos anteriores, y el acordeón es de Chelito de Castro, un musicazo colombiano de Barranquilla. Emmanuel Briceño tocó el piano.
Esos punteos de guitarra son suyos, entonces. Mire usted...
Juanes: Todas las guitarras las hice en mi casa, sí (risas). El 60% del álbum lo hice en Medellín, en mi casa, en mi estudio. Guitarras, percusiones, acordeones, coros, voces y ya... Después nos fuimos a Los Angeles para que Aníbal lo hiciera sonar de maravillas. Muchos de esos solos de guitarra fueron improvisados, digamos que sí fueron en una sola toma, o en dos, como mucho.
¿Se sigue haciendo sangrar los dedos ensayando, para tocar cada vez mejor?Juanes: Sí, mira mis dedos (muestra sus dedos lastimados)... Yo siempre tengo la guitarra en el cuarto, y siempre que tengo tiempo libre me siento y hago mis ejercicios. Lo mismo con el canto, todos los días.
¿Quiere ser virtuoso para expresarse mejor o tiene miedo de no rendir en el escenario y por eso quiere estar bien preparado?
Juanes: Yo diría que ambas cosas. No es que tenga miedo, pero quiero estar más seguro cuando canto. Si comparo hoy con lo que hacía hace cinco años, ahora es realmente un placer estar en el escenario, disfruto cantar y tocar la guitarra, me siento más seguro porque estoy más preparado. El virtuosismo de la rapidez no me interesa mucho, me importa más el que está relacionado con el poder transmitir, poder plasmar lo que uno quiere con el sentimiento necesario. Mi manera de tocar la guitarra no es nada difícil.
Por transmitir, por estar como quiere -delgado, el cabello prolijo, la imagen, la guitarra, la voz-, usted es un combo de sacrificio obsesivo insoportable (risas).
Juanes: Ja. Bueno, todo es expresión: la música, las letras, la ropa que uso, cómo llevo el pelo, vivo de la expresión, ¿no?
¿En algún momento se relaja y dice "a volar todo"?
Juanes: Sí, claro.
Me cuesta creerlo.
Juanes: ¿Por qué?
Porque lo veo siempre demasiado prendido a todos los detalles.
Juanes: Sí, pero lo que pasa es que no me has visto cuando estoy en etapa de descanso. Aunque cuando estoy en mi casa, cómo voy a dejar de tocar la guitarra, si me encanta. Para mí eso no es un trabajo, realmente. A veces me meto en Internet y busco partituras de catálogos nuevos o busco una canción de Silvio Rodríguez o de alguien que me llame la atención, o me meto a You Tube y saco el ejercicio de un guitarrista que me gusta. Lo hago sin tener que estar trabajando. Me gusta leer y hago deporte porque me relaja, realmente no es algo que me esté atormentando. A veces no lo hago y me tomo mis días de fiesta. Durante tres o cuatro días no hago nada...
Esta es la primera entrevista que le hago como papá.
Juanes: Es verdad. Ahora soy papá de dos niñas, de las que vivo permanentemente enamorado. Se llaman Luna y Paloma, y tienen cuatro y dos años.
¿Cómo explica el éxito mundial de su canción La camisa negra?
Juanes: Ha sido demasiado extraño, la verdad, como un sueño... Es algo que deseaba que ocurriera y sucedió cantando en español una canción totalmente local, en la que fui influido por un señor de 75 años que nadie conocía, Octavio Meza, que empezó un género musical llamado huasca en 1960, en Colombia. A mí me gustaba mucho porque crecí con eso. Y eso tan local, tan de mi tierra, me llevó por todos lados. Fue muy loco.
Pegó mucho en Italia esa canción, por ejemplo, algo bastante inusual.
Juanes: Claro, a mí también me pareció increíble, y además en Japón y en toda la gira de conciertos que hicimos pasó algo parecido. Era alucinante. En el momento, yo me asustaba muchísimo porque decía: "¡ay, Dios mío, todo esto es nada más que por una canción!". Pero lo que pasó fue que la gente compró el disco por esa canción. Eso fue una maravilla.
¿Volvería a una banda?
Juanes: Tengo una banda. En el escenario somos siete músicos y nos tratamos todos por igual, cada uno tiene su momento y yo no podría ser lo que soy si no estuvieran ellos conmigo. Es más: tres de ellos han estado desde Ekhymosis, hace como 12 o 13 años... Ahora bien, trabajar y componer solo implica para mí una gran libertad. Cada acorde es el que yo quiero hacer.
Tiene un pequeño estudio de grabación en su casa. ¿Ya no vive en Los Angeles?Juanes: Sí, estoy en Medellín. Regresé hace un año a Colombia y me he sentido bastante bien, por eso me quedé.
Porque están los suyos más cerca, está mamá más cerca...
Juanes: Sí y porque es la tierra de uno; tengo como más inquietudes y cosas en mi mente en Colombia que en Estados Unidos, aunque vivir allí también ha sido muy positivo.
Cuando se fue a Estados Unidos estaba convencido de que era algo que tenía que hacer, ¿no?
Juanes: Por supuesto. Uno va y viene, uno evoluciona, uno cambia.
¿Cómo ve Medellín hoy?
Juanes: Tuvo una transformación increíble en los últimos cinco o seis años. Es una ciudad que ha ido recuperando cada vez más espacios. Y estos lugares donde antes se encontraba la violencia o la drogadicción hoy son bibliotecas con parques. No significa que la situación esté perfecta, pero ha mejorado mucho, sin dudas. El conflicto armado sigue, de todos modos...
¿Cómo ve esta situación de Hugo Chávez ofreciéndose como mediador?
Juanes: Positivamente, por qué no... Han pasado 50 años de conflicto armado y está claro que todo lo que se ha hecho no ha funcionado. Es el momento de tomar decisiones alternativas, y si Chávez tiene más afinidad con las FARC y puede sentarse con ellas y trata de mediar, buenísimo. Yo pienso que los diálogos bilaterales están totalmente agotados. Desde que nací, y ya tengo 35 años, he visto la misma historia. Es una opinión muy personal, pero estamos cansados de que esa situación siga. Si Chávez puede ayudar, bienvenido.
¿Cómo es Medellín, cómo es el paisaje?
Juanes: Es una ciudad hermosa, un valle que está rodeado por montañas verdes y gigantes, el verde es muy intenso, muy parecido al País Vasco... Es una ciudad hermosa, moderna, la gente es demasiado amable. Las mujeres son preciosas, la gente es feliz y parrandera. Nosotros decimos que somos muy "echados pa'lante", muy trabajadores, pues. Y yo diría que amo mi ciudad. Es una ciudad que ha respirado mucha violencia, y eso ha hecho que la gente valore más el hecho de estar vivos. La ciudad respira otro momento ahora.
De ahí son dos personajes conflictivos de Colombia, Pablo Escobar y Fernando Vallejo.
Juanes: Sí, es una ciudad de contrastes, definitivamente. En una esquina puedes encontrar arte, cultura, esperanza y juventud, y en otra, cosas más difíciles.
Y también es de allí el pintor Fernando Botero.
Juanes: Sí, y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
¿Por qué salen de ahí tantos artistas?
Juanes: También salieron René Higuita y Chicho Serna, los jugadores de fútbol (risas). No sé, quizás por todo lo que hemos vivido. Es una ciudad con mucha inquietud. La gente tiene que pensar muchas cosas, por eso es más activa.
¿Qué se come allí que sea muy rico?
Juanes: Lo más delicioso es una bandeja paisa, que es el típico plato de la zona. Pero no lo puedes comer todos los días (risas). Necesitas cuatro días de recuperación y un día o dos de preparación. Me lo hace mi mamá.
Es como el pozole en México, una comida muy pesada.
Juanes: Sí, en mi casa la tradición es comer bandeja paisa los viernes. Es una bandeja que tiene arroz, carne, frijoles, plátano frito, aguacate, carne molida de res y huevos.
¿En los ojos de quién se reconoce como el Juanes de siempre, no este hombre exitoso, esta persona tan popular que es hoy?
Juanes: En la casa, yo creo. En mi madre, mis hermanos... También en mi esposa y en mis hijas, porque ellos son los seres que siempre están para uno. Cuando llego a la casa de mi madre soy siempre el menor de los hermanos.
¿Cómo ha vivido su presencia en la prensa rosa con esto de su divorcio?
Juanes: Eso fue bien raro, la verdad, porque digamos que desde que estoy en la música nunca había tenido o me había afectado de forma negativa el reconocimiento. Un divorcio es una cosa muy personal, el dolor es terrible y de repente todos opinaban sobre algo que era muy íntimo. Yo me sentí muy extraño y ella también, sufrimos mucho, nuestras familias también, y todos especulaban y especulaban. Muchas cosas que se dijeron eran mentiras, claro.
Una separación así es una pequeña muerte, ¿no?
Juanes: Uy, es terrible.
Sting, en su biografía, también habla de eso. Dice que aún hoy que no se ha recuperado del todo.
Juanes: En ese momento fue duro, pero ahora estamos en un momento en el que estamos juntos y sentimos que nos amamos. Si pasa eso y tenemos a nuestras dos hijas, pues qué chévere, vamos a tratar de darnos nuevamente la oportunidad. Y lo más humano que le puede pasar a cualquier pareja es alejarse uno del otro y perderse. Eso nos pasó.
Sting se pregunta cómo uno puede tener tantos éxitos y fracasar donde menos quieres fracasar.
Juanes: Es verdad. Eso es muy loco, pero tiene mucho sentido. Yo le he dedicado toda la vida a la música y he fortalecido eso, pero lo que no había fortalecido es la parte mía de las relaciones personales y el sentimiento. Es como cuando trabajas en las promociones, en los conciertos y demás: te va bien, si lo promocionas; en casa hay que promocionar el amor, la relación y la amistad.
Y en una actividad como la suya es normal tener mucho tiempo ocupado, lo que complica.
Juanes: Se van la vida, los meses, los años y lo que nos pasó fue eso, que sin querer nos fuimos alejando por las circunstancias de nuestro trabajo. Cuando nos volvimos a encontrar éramos dos personas distintas.
Volvamos al tema de Antioquia...
Juanes: Es una zona de Colombia en la que hay muchas minas antipersonales. Muchos no lo saben, pero Colombia es el país número uno en el mundo en cantidad de minas de este tipo. Le siguen Afganistán y Camboya. Antioquia es el lugar más minado del país. Hay 120 departamentos en Colombia, creo, de los cuales solamente uno no tiene minas, que es San Andrés Islas.
¿Cómo puede ser que en un país donde falta qué comer o elementos para mejorar la salud, alguien haya tenido dinero para sembrar minas?
Juanes: Lo que empezó siendo una ideología muy válida, que luchaba por los derechos de los campesinos y la igualdad, a mediados de los 50, se ha ido transformando y se ha ido pudriendo; ahora son grupos alzados en armas para defender 3 mil millones de dólares anuales en producción de armas y drogas.
¿Su actividad en contra de eso, de las minas antipersonales, ha tenido efecto?Juanes: A veces me frustro porque pienso en el poco impacto que puedo tener contra un monstruo como éste, pero al mismo tiempo me pongo feliz porque a través de la fundación (Fundación Mi Sangre) hemos podido trabajar con lo mínimo, y hoy ya ayudamos a 300 familias. Lo más importante ha sido la sensibilización por el problema, porque los niños, en los colegios, hoy son más concientes del tema. La ciudad está más conciente y participativa. Hace seis meses hubo una marcha, por primera vez en la historia todo Colombia se manifestó en contra de los secuestros. Si las FARC quieren convencer al pueblo de algo, que lo intenten, pero no con los métodos que están usando. Son muy violentos y no tienen sentido.
¿Qué piensa de la reunión de Led Zeppelin en Londres?
Juanes: ¿Va a tocar el hijo de John Bonham, no?
Sí.
Juanes: Bueno, no lo sé. A mi realmente me genera mucha ilusión poder verlos. Nunca imaginé que podría verlos... Hay que ir a verlos, si se puede. Es como Soda Stereo: ellos nunca habían tenido tanto éxito como en este momento. Es que son leyendas. Bueno, The Police, que sí están vivos y pueden hacerlo, ¿por qué no verlos también?
De esas tres bandas de las que hablamos, ¿cuál es la que más le gusta?
Juanes: Me quedo con Soda Stereo. Aunque digamos que The Police se escuchaba tan poderoso...
Soda Stereo le marcó, digamos, un camino. Esta forma de hacer rock y pop y no estar reñido con lo comercial.
Juanes: A mí sí, me parece. Tengo un respeto supremo por Gustavo Cerati, como cantante y como guitarrista. Estuve viendo el DVD de su disco Ahí vamos, un show en vivo que se hizo en Buenos Aires, y dije "este tipo es un descarado, es un animal, un genio". Me encanta, y es diferente. Yo escucho a Soda Stereo o a Cerati y me conecto con su música de una manera diferente que cuando escucho a Andrés Calamaro, por ejemplo; Calamaro tiene una onda más visceral.
¿Cómo va a ser la presentación de este disco?
Juanes: Todo lo que resta de este año estaremos de promoción en toda Latinoamérica, Europa y Asia, hasta el 15 de diciembre, más o menos; quizás hasta enero y febrero... Vamos a comenzar en Estados Unidos y luego vendremos a México, Centro y Sudamérica, en agosto, septiembre y noviembre.
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